He tenido la oportunidad de platicar con un compañero de trabajo y terminamos hablando de uno de los paradigmas de los guatemaltecos, el echarle la culpa a otros de lo que nos pasa.
Hablábamos de la realidad del Líbano en estos días y en un momento comento que nos iba a afectar en la provisión del petróleo y otras cosas, un poquito desinformado, pero bueno.
El punto es como uno, llega a identificar cualquier problema, en este caso uno muy grande y lejano, con una realidad que afrontamos y creemos que nos afecta y que por culpa de esas cosas es que estamos mal.
Es un paradigma muy arraigado en nuestra sociedad guatemalteca y me temo que en la sociedad latinoamericana también, en diferentes grados y formas, pero presente al fin.
Que falta de visión, que nos hace echarle la culpa a otros de lo que me pasa, cuando en realidad soy yo, con la ayuda y guía de Dios, el arquitecto de mi vida, para bien, siguiendo los pasos de Dios, o para mal haciendo únicamente lo que a mi me da la gana.
Su palabra nos habla en Proverbios 30: 15:
"Miren, hoy les doy a elegir entre la vida y el bien, por un lado, y la muerte y el mal, por el otro.”
Dios mismo nos da a elegir, nos invita a que escojamos lo mejor, pero al final la decisión es nuestra, ¡únicamente nuestra!
Hemos de ir día a día mejorando y despojándonos de esos paradigmas que solo nos impiden alcanzar la estatura del varón perfecto Jesucristo.
Recordemos que la voluntad de Dios es lo mejor que hay, tal como lo dice su palabra en Romanos 12: 2:
“No vivan ya según los criterios del tiempo presente; al contrario, cambien su manera de pensar para que así cambie su manera de vivir y lleguen a conocer la voluntad de Dios, es decir, lo que es bueno, lo que le es grato, lo que es perfecto.”
¡Dios te bendiga y nos ayude a ir superando cada día las pequeñas cosas que nos impiden una vida de éxito!
Hablábamos de la realidad del Líbano en estos días y en un momento comento que nos iba a afectar en la provisión del petróleo y otras cosas, un poquito desinformado, pero bueno.
El punto es como uno, llega a identificar cualquier problema, en este caso uno muy grande y lejano, con una realidad que afrontamos y creemos que nos afecta y que por culpa de esas cosas es que estamos mal.
Es un paradigma muy arraigado en nuestra sociedad guatemalteca y me temo que en la sociedad latinoamericana también, en diferentes grados y formas, pero presente al fin.
Que falta de visión, que nos hace echarle la culpa a otros de lo que me pasa, cuando en realidad soy yo, con la ayuda y guía de Dios, el arquitecto de mi vida, para bien, siguiendo los pasos de Dios, o para mal haciendo únicamente lo que a mi me da la gana.
Su palabra nos habla en Proverbios 30: 15:
"Miren, hoy les doy a elegir entre la vida y el bien, por un lado, y la muerte y el mal, por el otro.”
Dios mismo nos da a elegir, nos invita a que escojamos lo mejor, pero al final la decisión es nuestra, ¡únicamente nuestra!
Hemos de ir día a día mejorando y despojándonos de esos paradigmas que solo nos impiden alcanzar la estatura del varón perfecto Jesucristo.
Recordemos que la voluntad de Dios es lo mejor que hay, tal como lo dice su palabra en Romanos 12: 2:
“No vivan ya según los criterios del tiempo presente; al contrario, cambien su manera de pensar para que así cambie su manera de vivir y lleguen a conocer la voluntad de Dios, es decir, lo que es bueno, lo que le es grato, lo que es perfecto.”
¡Dios te bendiga y nos ayude a ir superando cada día las pequeñas cosas que nos impiden una vida de éxito!
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